Edificado como “Cementerio Católico”, además de instalaciones como capellanía, conserjería, osario o sala de autopsias, áreas destinadas específicamente a fetos, párvulos o sacerdotes, disponía de un pequeño recinto, separado del resto, en uno de sus extremos, el que ahora ocupa el edificio del Servicio Municipal de Cementerio, destinado a los que no profesaban la fe católica.
Debido a las circunstancias históricas, estuvo abandonado en su mantenimiento, como un lugar apartado. Permaneció con esta estructura independiente hasta los años ochenta del pasado siglo, con la llegada a los gobiernos municipales de las primeras corporaciones elegidas democráticamente.
Ocupaba el sitio en el que ahora se ubica el Servicio Municipal de Cementerios. Su puerta que le confería una total independencia con el resto del recinto mortuorio, tenía grabada la inscripción “Paz a los muertos”. Se ha conservado y reutilizado como segundo acceso al cementerio, pasando a la historia la separación en el recinto mortuorio de los seres humanos en función de sus creencias religiosas.
Debido a las circunstancias históricas, estuvo abandonado en su mantenimiento, como un lugar apartado. Permaneció con esta estructura independiente hasta los años ochenta del pasado siglo, con la llegada a los gobiernos municipales de las primeras corporaciones elegidas democráticamente.
Ocupaba el sitio en el que ahora se ubica el Servicio Municipal de Cementerios. Su puerta que le confería una total independencia con el resto del recinto mortuorio, tenía grabada la inscripción “Paz a los muertos”. Se ha conservado y reutilizado como segundo acceso al cementerio, pasando a la historia la separación en el recinto mortuorio de los seres humanos en función de sus creencias religiosas.