Avilés, fines del siglo XIX: La villa vive una etapa de intenso desarrollo, vinculado a la actividad portuaria y al comercio con América. Surgen también las primeras industrias. La expansión urbana traspasa los viejos límites de la ciudad amurallada: Se encauza la ría, se construye el nuevo puerto de San Juan de Nieva, Sabugo y La Villa se unen con la puesta en servicio del mercado de abastos y un primer ensanche ciudadano se extiende entre las calles de Rivero y Llano Ponte.
Los viejos cementerios parroquiales de San Nicolás y Santo Tomás dieron paso a mediados de aquella centuria a uno nuevo, ubicado junto a la nueva iglesia de Sabugo, pero las disposiciones legales en materia sanitaria y el crecimiento de la ciudad hacen que pronto haya que buscar una nueva ubicación.
La Carriona, sitio alto, ventilado como se decía por entonces, y alejado en aquella época de cualquier núcleo habitado es el lugar elegido para la construcción del nuevo cementerio: El Cementerio Católico de Avilés.
Los viejos cementerios parroquiales de San Nicolás y Santo Tomás dieron paso a mediados de aquella centuria a uno nuevo, ubicado junto a la nueva iglesia de Sabugo, pero las disposiciones legales en materia sanitaria y el crecimiento de la ciudad hacen que pronto haya que buscar una nueva ubicación.
La Carriona, sitio alto, ventilado como se decía por entonces, y alejado en aquella época de cualquier núcleo habitado es el lugar elegido para la construcción del nuevo cementerio: El Cementerio Católico de Avilés.