Uno de los elementos más destacados del conjunto es, sin duda, la capilla. No podía faltar ya que hay que tener en cuenta la época en la que nos encontramos, fines del siglo XIX, y el hecho de que la necrópolis era denominada como “Cementerio Católico de Aviles”. Diseñada por el propio Ricardo Marcos Bausá, se pone en servicio en 1891, un año después de inaugurarse el cementerio. Las obras las ejecutaron Bonifacio Gutiérrez Bayón y Juan Martín, que también trabajó en el quiosco del Parque del Muelle y las mismas se habían prolongado a lo largo de dos años.
Su planta es de cruz griega, con una de las naves rematadas por un ábside poligonal y la otra con la entrada mediante una pequeña escalinata, desde la que se observa la entrada al recinto. Su estilo es neorrománico, con arcos de medio punto, óculos, etc. de líneas sencillas y carácter austero, como el resto de los elementos comunes del cementerio. Marca todo un contrasta con las representaciones abigarradas y barrocas de gran parte de las tumbas, hipogeos y panteones que la rodean.
Ocupa el centro del complejo, un lugar preeminente, cortando la avenida principal de entrada, en la que se ubican los enterramientos de las familias avilesinas más ricas y adineradas de aquella época y Bausá la utiliza también como elemento distribuidor de todo el cementerio, ya que a partir de las mismas surgen las avenidas transversales y diagonales, distribuyendo también socialmente los enterramientos.
Su planta es de cruz griega, con una de las naves rematadas por un ábside poligonal y la otra con la entrada mediante una pequeña escalinata, desde la que se observa la entrada al recinto. Su estilo es neorrománico, con arcos de medio punto, óculos, etc. de líneas sencillas y carácter austero, como el resto de los elementos comunes del cementerio. Marca todo un contrasta con las representaciones abigarradas y barrocas de gran parte de las tumbas, hipogeos y panteones que la rodean.
Ocupa el centro del complejo, un lugar preeminente, cortando la avenida principal de entrada, en la que se ubican los enterramientos de las familias avilesinas más ricas y adineradas de aquella época y Bausá la utiliza también como elemento distribuidor de todo el cementerio, ya que a partir de las mismas surgen las avenidas transversales y diagonales, distribuyendo también socialmente los enterramientos.